Hoy por hoy en la comunicación con nuestros hijos, las palabras son MUY IMPORTANTES. Pero siempre:
- Después de una mirada de aceptación.
- Después de un silencio que da oportunidad.
- Después de un espacio en el tiempo en el que hemos tratado de entender qué motivos ha tenido para hacer lo que ha hecho y cómo se siente.
- Después de comprender por qué sus ojos nos miran con miedo o con tristeza o con un llanto contenido que nuestro hijo trata de esconder.
- Las palabras llegan cuando estamos con el corazón abierto. Entonces seguro que las palabras son las justas y las oportunas.
Es VITAL escuchar más que hablar, por lo tanto, podemos:
- Hacer preguntas para ayudar a esclarecer motivos o razones, además de ordenar sus expresiones y sentimientos.
- Evitar sugerir cosas que no quieren decir nuestros hijos.
- Cuidar nuestra expresión verbal y física, debe ser tranquila permitiendo la escucha activa. Esto les brinda seguridad y demuestra que le ponemos interés a lo que nos dicen.
- Parafrasear lo que estamos entendiendo, para que tengan la oportunidad de aclarar y mejorar lo que desean decir.
- Animarlo a dar conclusiones de sus expresiones, que analice cómo se siente, cómo se sintieron otras personas, los hechos y consecuencias, que sea capaz de prever a futuro sacando lecciones de provecho.
Estas pautas pocas y precisas, además de las que cada familia vea conveniente, serán de mucha utilidad ensayarlas, para que nuestros hijos puedan expresar un mensaje claro, en orden, y por tanto sea capaz de moderar sus emociones, además lograr ser empáticos demostrando que es capaz de comprenderse a sí mismo y a los demás.
Finalmente nuestros hijos entenderán la importancia que una adecuada expresión de sentimientos e ideas nos brindará una BUENA COMUNICACIÓN que es la base para establecer BUENAS RELACIONES con nuestro entorno.
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